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Hoy nos vamos a Granada

Ahora que me encuentro adormilada no he podido evitar recordar esos viajes largos, cansados, que te hacen sentir exhaust hasta la saciedad. Hoy recuerdo un viaje que hice no hace muchos meses, concretamente entre el último día de abril y el primero de mayo. Ese viaje me llevó a Granada.


Por causas que no vienen al caso, me metí un día en un autobús nada más comer y después de haber madrugado a las 6 de la mañana, fueron poco más de cinco horas sólo la ida. Imaginaos lo K.O. que acabé. Era un peso muerto viviente. Pero merecía la pena. Mereció la pena. No hacía demasiado buen tiempo los días previos a mi viaje, pero aquel día hizo bueno no, lo siguiente. Nadie creía que un típico día de primavera haría tan bueno, incluso me traje una buena capa de moreno.




Lo primero que vi fue la plaza del Triunfo, un precioso parque con árboles y setos bien mullidos por donde pasear, bancos donde sentarte a la sombra. La calle principal es la Gran Vía de Colón, con tiendas y edificios antiguos, y una de las calles tangentes a ella te lleva directamente a la Catedral de Granada. No está a la vista de todos, está 'encerrada' en una plaza. No me paré demasiado a verla porque tenía prisa, iba a un partido de fútbol, pero recuerdo que me pareció de mármol blanco en un primer vistazo. Si te pones frente a ella te deleitarás con una fachada de tres arcos, uno triunfal en el medio y dos que lo acompañan a sendos lados. Dejo claro que esta vista es de la fachada principal. Posee muchos adornos ornamentales, lo que le da un poco de juego y alegría a la catedral en el exterior.



Lo siguiente fue callejear, me encantó, por la compañía y la temperatura a la par que caía el atardecer. Y llegamos al Estadio. Los Cármenes es mucho mejor que el estadio de mi ciudad, que sólo tiene dos gradas. Desde luego la concepción que tenía de él por dentro no era la que vi, estaba muy bien y en buenas condiciones, y tanto la afición como el ambiente en general me encandilaron. Tras el partido, por el que el Granada perdió 1-2 contra el Espanyol, marché al Hostal (El Zaguán, muy recomendable la verdad). Tengo que decir que lo que es la afición del Granada, es envidiable, aún perdiendo y con ganas se dejan la voz y el sentimiento. Después tuve que volver sola a casa, no sé cómo llegué porque estaba perdida en una ciudad donde nunca había estado. Pero si escribo esto es porque estoy sana y salva.


Al día siguiente me esperaba lo mejor, la subida al Albaicín. Es uno de los barrios que a más altura están en Granada capital, y esto lo que te da es unas vistas preciosas. Después de caminar toda la Gran Vía y llegar a la calle Reyes Católicos. Luego llegaría hasta la Calle del Darro, la cual hay que pisar en Granada SÍ o SÍ. Preciosa, un paseo empedrado al lado de un río con mucha vegetación, un fondo precioso y una cuesta extrañamente agradable para pasear. Al final de la calle debes subir una cuesta más empinada hasta la mitad, y dirigirte, mediante indicaciones, al 'mirador de San Nicolás'. 



Creo que con esta comenzaré un ranking de mejores vistas. Recomiendo ir acompañada, llegar al mirador y ver de fondo la Alhambra con Sierra Nevada a lo lejos, es de lo más bonito que he visto nunca. Un banco corrido con vistas directas donde puedes escuchar flamenco en directo de fondo. Imagínate besar los labios de tu ser más amado con ese fondo. ES-PEC-TA-CU-LAR. 




No quiero imaginarme cómo puede ser la subida hasta lo alto de noche, con el suelo iluminado por la tenue luz de las farolas, con la suave brisa acariciando tus mejillas mientras inhalas y suspiras por dar un paso más. La bajada siempre es mejor en buena compañía, y cogida de una mano que no quiera soltarte mientras te observan esas vistas a la espalda. Si os preguntáis por qué no hablo de la Alhambra, es que no la vi. Esa la dejo para otro viaje más detallado, mis horas en la Ciudad de la Alhambra estaban contadas, y el autobús me esperaba. Comí como alma que lleva el diablo y cinco horas después de nuevo en la capital. Fugaz, efímero, pero que dejó mella.


Ninguna decepción con una de las ciudades más antiguas de España, con un color precioso en cada uno de sus rincones y con un sabor especial a cada momento vivido en la ciudad. Granada es tierra de calidad, Granada es tierra de amor.



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Periodista. Canta bajo al amor y a todo grito por la libertad. También ando en Twitter, En el quicio de la ventana, Opera Prima y en Diario Spiker.

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